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De Navidad y perros

Vamos a entrar en una época muy particular en la que nuestros perros se ven directamente afectados, la Navidad. A pesar de que la situación social que vivimos parece que hará que esta Navidad sea más calmada y con menos “jaleo”, igualmente se darán situaciones en las que nuestros perros se asustarán. Es por esto que me he decidido a crear esta entrada con el objetivo de dar a entender qué es lo que ocurre con nuestros perros en esta época y, en la medida de lo posible, cómo podemos paliarlo.


Con la Navidad aumentan las reuniones sociales en casa, el movimiento de personas y vehículos en la calle y sobretodo, los ruidos a nuestro alrededor. Para los perros, al igual que para muchos otros animales, mantener las rutinas es algo que tiende a generar estabilidad y tranquilidad. Tener cierto control sobre lo que se va a hacer y lo que va a ocurrir ayuda a estar más calmado, o al menos creer que se tiene ese control y que se sabe lo que va a ocurrir. Esto lo vemos claramente en nosotros, como ejemplo, sentir que se tiene un trabajo “estable” ayuda a vivir más tranquilos y, en definitiva, mejor. Lo opuesto, no tener trabajo estable o directamente no tenerlo nos genera justo lo contrario: inestabilidad, agobio, tensión, desazón, estrés…

Cuidales bien durante las fiestas!

Pues bien, durante la Navidad esto es justo lo que ocurre en nuestros perros. El cambio de rutinas de esta época los afecta negativamente generando intranquilidad y estrés, aunque sea para bien - solemos estar más en casa por las vacaciones. Este hecho puntual puede generar problemas más adelante como bien han sufrido muchas personas al finalizar el confinamiento de varios meses. Ahora sus perros tenían algo generalmente conocido como ansiedad por separación, pero esto es harina de otro costal. Si al cambio de rutinas le añadimos la continuada aparición de ruidos súbitos y potentes como los petardos, que tan asociados están a la Navidad, tenemos un cóctel enormemente negativo para nuestros compañeros.


Por desgracia lo he vivido en primera persona más de una vez cuando he tenido perros con miedos severos en acogida y rehabilitación en casa. Toda rehabilitación, dejando a un lado los ajustes específicos del trabajo y del día a día para cada perro que ha estado conmigo, requiere de un parámetro muy relevante; el tiempo. Estos perros han estado conmigo largas temporadas hasta lograr un nivel de rehabilitación que les permitiera vivir sanos y felices en familias adoptivas definitivas el resto de sus días, y hemos pasado más de una Navidad juntos. En ellos he visto claramente cómo el cambio de rutinas, las reuniones familiares, con amigos, con compañeros y, por supuesto, los ruidos y petardos de esta época los han afectado de forma perjudicial llegando a sufrir algún retroceso temporal en su rehabilitación. Con las medidas adecuadas, logré que sus navidades fueran lo menos traumáticas posible y que disfrutaran de todos los momentos buenos que yo pudiera ofrecerles.

Mantenga la rutina de los paseos!

Se puede ayudar a que pasen mejor esta temporada de muy distintas maneras. Me gusta encaminar la solución por tres vías: mantener las rutinas todo lo que pueda, tener siempre medidas y juegos relajantes o de entretenimiento y tener una alternativa calmante de refugio para los peores momentos. La primera vía hará que aparezca menos estrés al continuar la vida como acostumbra, la segunda ayudará a que pasen los momentos de jaleo más tranquilos y la tercera tendrá un efecto salvavidas en momentos en los que no haya otra solución.


Debes tener siempre en cuenta que estas cosas no son flor de un día, que lo pase mejor o peor depende en gran medida de la constante educación y seguridad que le des a lo largo de su vida. Si quieres ayudar empieza desde ahora, antes de entrar de lleno en las fiestas. De nada sirve intentar parchear un problema el día de Nochebuena o Nochevieja, debes hacerlo antes. Si tienes varios perros y decides hacer algo, hazlo con todos. Aunque solo notes que se afecta uno de ellos, por desgracia el tópico de “todo lo malo se pega” se convierte en una realidad en estas situaciones. Los “sanos” estarán más sensibles al convivir con un compañero que se muestra inseguro y asustado.

Feliz Navidad
Feliz Navidad

Ruego que no tomes este texto como una solución ante el “problema con los petardos” de tu perro. No lo es ni pretende serlo. De más está decir que si notas que tu compañero sufre en exceso, contactes con un especialista para analizar la viabilidad del problema y tratar de encontrar una solución que mejore su salud emocional y su calidad de vida.


Espero que tengas esto en cuenta y paséis las mejores navidades posibles.

Ricardo


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